La Vitamina C es un nutriente muy conocido y muy fácil de obtener con una dieta saludable. Es por ello que, en los países desarrollados, es muy difícil que se produzcan déficits nutricionales de vitamina C. Pero las demandas fisiológicas de niños y adolescentes son elevadas (debido al desgaste físico e intelectual), de manera que un aporte nutricional es imprescindible para optimizar el metabolismo energético y, especialmente, para mejorar el sistema inmunitario. Esta vitamina hidrosoluble está presente en alimentos como las verduras y las frutas, especialmente en los cítricos, el kiwi, la fresa o la piña.
Los casos en los que podría verse un cuadro de déficit de vitamina C son las dietas poco variadas (con bajo contenido en frutas y verduras), que a veces se ve en niños de corta edad a los que se les permiten ser selectivos con la comida durante mucho tiempo. También se detecta un déficit de vitamina C cuando hay una demanda superior a la habitual, especialmente en infecciones recurrentes o períodos de intenso desgaste físico.
En caso de presentar un déficit de vitamina C real, el niño puede presentar el conocido cuadro del escorbuto, que se inicia de forma muy inespecífica (fiebre, dolores musculares) y termina con la característica inflamación de las encías y las parálisis musculares, que no son reales, sino consecuencia del intenso dolor muscular, que hace que el niño no movilice el miembro afectado. Otros síntomas son cuadros de anemia, sequedad en piel u ojos, sangrados y debilidad muscular.
El Zinc es un nutriente que juega un papel muy importante en el correcto funcionamiento de diferentes engranajes metabólicos, especialmente implicados en los mecanismos relacionados con el sistema inmunitario, se conoce como un segundo mensajero de las células inmunitarias (molécula de señal intracelular que modula la inmunidad celular en linfocitos B y T, así como NK) y disminuye el tiempo de recuperación en enfermedades infecciosas agudas. Este mineral está presente en alimentos como el cacao, la carne, el marisco, los garbanzos, el ajo, el salmón, los huevos y las setas.
Los niños con carencia de zinc presentan un mayor riesgo de retraso del crecimiento, enfermedades diarreicas e infecciones del aparato respiratorio (por ejemplo, infecciones agudas de las vías inferiores).
Contiene sirope de frutas, de agradable sabor e índice glucémico bajo, que permite ser administrado en niños diabéticos.